Procedencia
La madera de lotofa se obtiene de un árbol tropical llamado Sterculia rhinopetala originario del centro y el oeste de África. Se cría sobre todo en Costa de Marfil y tiene un aspecto característico similar al del castaño, pudiendo alcanzar hasta los 40 metros de altura. Este material también recibe el nombre de madera de ayé (Nigeria), wawabina (Ghana) o n’kanang (Camerún), brown sterculia (Reino Unido) y lotofa (Costa de Marfil).
Color
La albura es de color amarillo pálido, diferenciada del color del duramen, que suele ser amarillo rojizo o marrón rojizo.
Textura
La madera de lotofa, como sucede con la mayoría de tropicales, es una madera semidura y pesada, y suele presentar una fibra nerviosa o entrelazada. En su superficie tiene unos discos leñosos que le dan un aspecto atractivo, aunque también contiene depósitos de carburo de tungsteno que pueden resultar irritantes para la piel o las mucosas cuando se trabaja con ella.
Durabilidad
La madera de lotofa presenta una gran resistencia al ataque de hongos, si bien es más sensible a los insectos, fundamentalmente a las termitas.
Características
Las ramificaciones de las vetas dificultan un poco el trabajo de la madera de lotofa. Se recomienda usar maquinaria para manipularla, y para clavar y atornillar es importante usar taladros previamente, mientras que el encolado es solo recomendable para interiores. Respecto al tinte, el duramen de la madera de lotofa es poco impregnable y la albura, medianamente.
Usos
La madera de lotofa se emplea en carpintería interior y ebanistería maciza, así como en mobiliario, gracias a los discos dibujados en su superficie que le otorgan de un aspecto elegante y fino. También es común su aplicación en tableros contrachapados, chapas para recubrimientos decorativos, suelos de madera e incluso a veces sustituye la madera de iroko en otros objetos.